Ella esperaba en su vitrina verme doblar aquella esquina… Como una novia, como un pajarillo, pidiéndome: «libérame, libérame… y huyamos a escribir la historia». De una pedrada me cargué el cristal y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal. Todo su cuerpo me tembló en los brazos. Nos sonreía la luna de marzo. Bajo la lluvia bailamos un vals, un, dos, tres, un, dos, tres… todo daba igual. Y yo le hablaba de nuestro futuro, y ella lloraba en silencio… OS LO JURO.